El reino de mi mundo

domingo, 19 de octubre de 2014

IMPRESCINDIBLE


Imprescindible había dicho él, cuando la vio, por primera vez. Y Ante el afán de saber el porque de su esencia, se pregunto día a día, sin encontrar explicación necesaria. Se pregunto con deducciones y empirismo de manera absurda, como quien no sabe que las leyes de este mundo fueron hechas de manera, que la pureza de Venus no pudiera ser cuestionada por un simple mortal, que se hace preguntas. Pero como todo escéptico busco tú razón de que eres imprescindible y esta locura perturbadora, pero placentera me lleva a repetir sin cesar una y otra vez aquel termino que díos te otorgo. 
Imprescindible eres cuando te combinas con el paisaje para darle belleza. Imprescindible como la comisura de tus labios despliegan de manera incorrecta esa sonrisa, que alegra mí existencia. Imprescindible tu mirada pasional, sugestiva y sensible que hace de mí humanidad un esclavo eterno. Imprescindible tu inteligencia y tus conocimientos del mundo. Imprescindible la magnificencia de tu cuerpo, tus manos, tus pies, tu cabello y todo lo externo que en tí descansa. Imprescindible tu alma, tu corazón y sin mas decir tu ternura, motor de todo ese sistema que te caracteriza. Imprescindible es que rías para fortalecer los lazos de la alegría. Imprescindible es que llores para que este mundo sepa que las penurias y tristeza existen, pero que no todo es vano.
 
Imprescindible es tenerte cerca, porque no podría soportar la distancia, pero también lejos para que mi añoranza purifique con mayor esplendor este compromiso que quiero darle a este vocablo, creador de todo lo que hay en tu persona. Imprescindible es que te lo diga para ser franco y sincero, que no haya silencios que mueran en el olvido. Imprescindible es que lo sepas, para que te des cuenta, que alguien alrededor te observa y no haya cuestiones, que tu entendimiento quiera soslayar.
 
Imprescindible, y solamente eso puedo decir. Ya no busco respuestas ni me hago preguntas. Imprescindible, y me rindo en tu juego banal y a tus pies caigo de rodillas. Imprescindible, mientras desciendo en la geografía de tu anatomía, no puedo dejar de repetir una y otra vez esa palabra que me condena para siempre. Imprescindible y solamente imprescindible.
 

                                                                                       DIEGO LEANDRO COUSELO 

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