El reino de mi mundo

lunes, 1 de mayo de 2017

En el hospital



Las diez de la mañana de calor otoñal. Llegué a horario. Aquí cualquier horario es infinito. El tiempo se entremezcla con la respiración de quienes vienen a la guardia de un hospital en  busca de algún remedio para curar males y mientras esperan en cada cama hasta que alguien les de atención.
El mal es tal que se puede ver en sus caras . La transpiración que sale de los poros se confunde con el aire.  El paciente está dormido con una manguera que absorbe líquidos internos de un estomago lesionado. Otro manguera en su brazo izquierdo le transmite alimento en líquidos. Estamos en una habitación grande. Varias camas ocupadas en su mayoría ancianos, mi hermano y otro joven.
Ahora me pregunta la hora. La de siempre le contesto. Delante nuestro  esta el armario con medicación y otros elementos propios de los hospitales.
El señor mayor de la cama cruzada del sector donde estamos imparte queja como todo aquel que quiere irse cuando se permanece tanto tiempo  sin dormir las horas precisas. Mi hermano duerme. A su lado quien relata está sentado.

Del sur han venido por impulso de los fuertes vientos una ola de mosquitos. La ciudad es húmeda y ellos están a gusto. Es mas fácil procrear y dejar un linaje en otoño. Sus presas son seleccionadas en un proceso amplio en el cual verifican la posibilidad de procurarse una pisca de sangre. Terrenos de pastos, plazas, y por que no ¿ hospitales. Saben de antemano que las personas aquí no pueden defenderse.
Una señora del otro lado del paredón que nos separa comienza a toser con fuerza. Las palmadas en su espalda del familiar acompañante calman el estruendo en su pecho. La enfermera va y viene. El suero de acabó. El paciente descansa. Se lo pedí para luego hacerse el análisis. Es importante cerrar los ojos en un lugar como este. La imaginación delos sueños hace la diferencia en está tétrica realidad.
Los mosquitos nos esperan afuera. Hay que reconocer que un ápice de respeto tienen por quienen padecen males, lesiones o enfermedades.
Un reo hombre esposado es traído por un oficial de policía y llevado del otro lado de la pared de la gran habitación. El médico hace su entrada y conversa en clave con su colega. Cada profesional tiene su propio lenguaje. Médicos, ingenieros , abogados  incluso los mosquitos quienes se confabulan en tres para acompañar a las personas que eligen como victimas.
Y ahora la mujer de a lado de la cama donde mi hermano está roncando toma su tema como para desayunar algo.
Al paciente que cuido le tienen prohibido ingerir bocado. Orden del médico, que transmite a los enfermeros, y estos manifiestan al paciente.
Que hora es? La misma de siempre. Aquí el tiempo no suele avanzar.
 Increíble. El reloj decidió que sus agujas tendrían avanzar . Es la ley del universo. Como también avanza la vida y el cuidado que nos debemos los unos a los otros. Y nosotros mismos para no llegar a una circunstancia de padecer la aventura de la guardia.  Los mosquitos son los mas indicados cuando nos referimos a la falta de cuidado. El vicio del hambre abunda en los insectos.
Cuando el estomago está vació la mente como única solución se resigna a cometer locuras. Arriesgarse ante la palma de un mano es una.
Me acuerdo una anécdota una vez que nos picaron en una jauría desesperada en medio de un partido de fútbol. Al permanecer en movimiento parecían no acercarse pero al quedarse un segundo quieto, debajo de las arbustos atacaban despegando  como aviones. El hedor de la transpiración humana era una suerte de manjar como cuando tenemos una pizza de mozzarella tan crocante que nuestro paladar hace agua con sus jugos.
Algunos zumbaban en los oídos y aquí viene el dato curioso y es que no todos son vampiros algunos dedican su vida al vegetarianismo aunque el gusto por la carne siempre es un placer en su reino y en todos. El macho valiente se lanza por su dama. Al producir ruidos en el tímpano crea la distracción perfecta para que la hembra pique con su aguja hipodérmica sobre los poros de la piel escamosa. Inyecta el anticoagulante y absorbe lo que mas puede. Cuando la palma golpea el sector de ataque posiblemente nuestra mujer habrá zaceado su sed. Premio para el hombre que dá su vida para dar un plato de comida a ella. El premio:  la procreación.
En la naturaleza del humano ocurre lo mismo. Por una dama uno comete locuras que pueden dar lugar a proezas incalculables por el amor que sentimos, pero nada tan perfecto como en la tierra de los mosquitos. Y en tanto cometemos locuras que son dignas de héroes, hay quienes ante una dama terminan desatando  un desastre. Crimen que solo se permite el humano en su mundo. Algo impensado en el reino animal de cualquier otro ser vivo o celestial.
Es el precio que se paga por adquirir la capacidad cognitiva del mal dentro de su gen a través del miedo en si mismo expulsando poder, violencia y tantas otras malas palabras.
El primer estudio concluye y ahora el paciente como uno mas de la plebe de los insectos pacientes es revisado por la medica que nos informa que dos paquetes serán enviados para una transfusión de sangre  debido al bajo nivel de glóbulos rojos en contraposición al alto nivel de blancos. Glucemia alta y otros términos ininteligibles de la ciencia biológica. El especialista me alcanza los formularios que indican el porque de una transfusión junto a la firma de la parte adquiriente y un testigo que resulta ser nada mas que un familiar.
Sellamos el presente.
Milagrosamente hemos de llegar a las dos y media de la tarde. Un familiar del paciente hace el ingreso. La recibo a mi hermana que hará la siguiente guardia de cuidados.
El especialista en transfusiones trae sus aparatos. El trabajo es el siguiente. Toma un tubo  de plástico con válvulas que conecta a una bolsa que contiene el liquido mientras ese tubo va conectado al catéter que exporta el suero. La válvula de tubo del suero queda sellada a fin de que no interrumpa y se contraponga al ingreso de la sangre o se desconecta unos momentos.
Dos son las bolsas. La hermana del paciente conversa con él. Intento no en tanto hacer funcionar el teléfono móvil de mi hermano que ya no tiene arreglo.
Se le indica al paciente no mover el brazo inyectado. La operación tiene lugar. Me despido de él y mi hermana. Luego la siguiente guardia será del padre del paciente.
La enferma pasa de corrido con trabajo extra de dos nuevos pacientes, una doctora atiende y explica unos pormenores a un anciano. El señor espera a su esposa y un pordiosero conocido de nuestra juventud pide ver a un psiquiatra. Los veo y me digo que pertenecer a una profesión tan diferente  con sus vericuetos y problemas, no nos hace tan distintos como profesionales.
Al salir no hay un solo mosquito a la vista y es que todos precisamos descansar en un hospital luego de un ir, y venir de nervios y angustias.

Diego Leandro Couselo

No hay comentarios:

Publicar un comentario