El peso pesado suena, y fintea por aquí y por allá a ritmo. Esquiba a la muerte, y otra dosis lo empuja a seguir dibujando con un instrumento con el cual hace temblar los vientos. Otra dosis de ese polvo listo para más viajes de psicotropia musical. Ahora se ve acorralado pero el campeón se niega a caer y burla con una mueca a su adversario. Los dioses estaran de su lado aparentemente. Una última dosis que fluye por sus venas, otra fantasía de aquella arma que dispara tonos. Bebe para calmarse, pero es tarde la dosis final agotó sus sentidos y esta vez no puede sortear el golpe y cae para siempre.
Asi fue miles david.
Hoy se me ocurre escuchar un poco con: on the corner (jazz-funk)..
Diego leandro couselo
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