El reino de mi mundo

martes, 25 de julio de 2017

Dos historias, dos anécdotas y mucho por decir. -

Dos historias, dos anécdotas y mucho por decir. -


Dos historias, dos hechos, y tantas cosas para tener presente. Digo para meditar si se quiere, emocionarse tal vez. Depende de cada uno. De lo que se sienta en aquel cuadro radial que sintoniza sentidos.
No hace mucho adquirí en esas librerías que no son otra cosa que tugurios de antaño de la ciudad de Buenos Aires, un libró. Si lo sé. Siempre compró un libro. No es una novedad, ni lo será nunca. Era un sucucho de aquellos en los cuales parecen esconder en pequeños rincones sucios y olvidados algún que otro ejemplar desterrado de las fronteras de la tierra.
Había notado con paciencia en la búsqueda, que si se quiere, se puede descubrir mucho más de lo que uno espera. Hay otro tema que también quisiera exponer, y del cual no me explayaré para no romper el hilo conductor de este nimio relato. Cuando alguien encuentra un libro, o el libro lo encuentra a él. No es casualidad que se unan. Alguien en el universo está conspirando para que ese cuaderno de historias llegue a nuestro planeta interno. Como las personas ingresan en nuestra vida, sostengo la loca creencia de que los libros también tiene ese propósito magistral. Usted de aquí en más se le ha designado tal, de tal autor. No antes, ni después. Ahora. Por qué?. No se los puedo decir. Y si lo supiera tampoco se los manifestaría. Esa pregunta solo la pueden contestar ustedes lectores.
Pero ondeemos en el asunto que nos compete. El libro lleva el nombre de Las Maletas del viajero. Un conjunto de aventuras, y narraciones de José Saramago. Si nuevamente lo se. No es novedad. Si hay alguien en quien quisiera parecerme sería él. Y hoy encontré dos relatos del por qué?. El primero se llama Historia para niños. En tal cuento un chiquillo decide subir a lo alto de un cerro. En él, no había nada interesante, sino una flor marchita, y caída, y él (saramago)  expresa: como era niño decidió que tenía que salvar esa flor. Porque es niño pienso!, y la vida es un pedacito de ellos que se niegan a perder algo que nosotros los adultos nunca podremos entendér.  Acá los fragmentos se vuelven explicativos de lo que esa inocente criatura hace por la flor. Desciende el cerro, cruza inmensos terrenos de peligro, laberintos mortales hasta llegar al otro lado de mundo para tomar de un rió con los huecos de su mano cuanta agua  pueda, y vuelve a cruzar todo hasta llegar al cerro, y dar de beber a la flor sedienta. El chico repite la operación unas veinte veces. Cansado. Con sus pies hinchados, mal herido no claudica hasta que esa flor erguida daba su aroma y se recompone, y este exhausto se duerme junto a ella. Pasan las horas, y la familia, y los vecinos lo buscan incesantemente. Cuando ya no había motivos ante tal empeño alzan sus ojos al ver un flor gigante al pie de una montaña, y al niño que durmiendo estaba. Inmediatamente fueron en su búsqueda, lo alzaron,  y llevaron al pueblo como un héroe. Y acá esta la mejor parte: En la Aldea se corría la voz entre vecinos de un milagro. De que un niño había salido un día de su casa para hacer algo grande, mucho mayor que su tamaño, y que todos los tamaños juntos, y esto amigos míos es la moraleja que deja está historia. La otra historia se llama: en el Patio, un jardín de Rosas. Entre tantas cosas el se encontraba caminando por las calles de Lisboa hasta llegar a un paredón en el cual llego a divisar una frase que decía: Lena ama a Riu. No era más que una declaración insignificante en una ciudad que lo viera. Y él cita que para mucha gente es algo trivial, pero Don José tiene, y comparto su pensamiento, la vocación, y el oficio de negar lo insustancial. Luego relata que tal vez sea una declaración de un hombre o no?. No lo sabe él, no lo sé tampoco yo. No obstante expresa en pocas palabras un final para este exiguo texto, en el cual no importa quien sea?. El prefiere que sea ella la de la diminuta acción. El quiere creer que es ella, y le desea de corazón que sea feliz, que sepa siempre lo que quiere, incluso cuando a lo largo de la vida vaya pidiendo cosas diferentes, y piensa que allá va una chica ágil, y lozana que avanza decidida por el mundo, y allá va la mujer que un día plantó con pintura, rosas en un patio.
Y allá van, un niño a salvar una Flor con un poco de agua, y aquella atrevida con un tacho de pintura.
Y aquí concluyo que en un mundo tan pequeño, de pequeñas personas, y pequeñas acciones, algo tan grande, y maravilloso puede ocurrir. (Dlc)

Diego Leandro Couselo





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