El reino de mi mundo

viernes, 10 de febrero de 2017

El último patriota


Con animo de entusiasmo le dijo. Conozco a quienes lucharon con bravura intensa en el campo de batalla cuenta un anciano pueblerino de navarro. Conozco las hazañas de Lavalle aquel que lucho por la libertad junto a paz y Lamadrid y reto a duelo al propio simón bolívar cuando este lo tildo de insubordinado. Lo conozco bien a ese hombre influenciado por almas negras. El que fue asesinado y sus hombres juraron no dejar que su cuerpo se profane ante las manos de oribe. Conozco muchas narraciones pero más conozco la de quien desde otro bando pensó en la igualdad para todos nosotros, criollos de esta tierra prometida que tanta sangre dejo. Y hoy en día me atrevo a confirmar que somos y seremos una nación a la que todavía no aprendió de los valores de la unión y la identidad. Valores que nos separa desde moreno y Saavedra, unitarios y federales, peronistas, radicales. Infamias y traiciones. Me duele pensar en palabras de rosas que decía para crear una nación no resta mas que la violencia contra los opositores. Y es que la corrupción y el engaño son propios de este pueblo. A pesar de ellos hay quienes se arriesgaron a una nación aunque la muerte haya sido su respuesta. Moreno, Dorrego? Ilia o Alfonsín ¿? Tal vez
Algún día seremos un gran país cuando el yugo del poder deje de depender de corruptos y corporaciones. No es una utopía sino sinceridad de quien se cansó de ver un país tan bello inmerso en la miseria humana. Y nuestra historia es un crio llorón de las leyendas, de las palabras del boca, boca, cartas y demás y aquí nace y termina una historia desde los comienzos en épocas de caudillos donde la unión y la identidad pudieron ser una realidad.

Voy a concluir mí texto con un dialogo creado un poco por mi persona y un poco por el autor del libro que basa un realidad triste y emocionante. Que me disculpen el autor del libro como así también estas dos personas si retoque con un animo de magia. Hay elementos, palabras y gestos que solo pueden ser entendidos por la gracia del corazón. Lugar dónde habita nuestros sentimientos y razones que son parte de una inmortalidad que se exterioriza con la  emoción y el llanto. Y es de eso que estamos hechos.

……..

Se acerca el final digo. Se acerca..  Manuel Dorrego termina sus últimas cartas, el general Lamadrid  ingresa al recinto.

- Tiene usted compadre una chaqueta para morir con ella ¿? – le pregunta Manuel
- No, tengo otra chaqueta que la puesta, me cambio y se la traigo – le contesta Lamadrid, que sale a toda prisa a quitársela y ponerse una casaca cualquiera. Al volver Manuel lo observa con extrañes
- Que pasa, Compadre, que usted no se pone mi casaca ¿?
- Es que la he guardado mi buen amigo.
- Hágame ese favor vaya usted a buscarla  y póngasela…

Lamadrid da media vuelta y rumbea para su cuarto a buscar la casaca de Manuel, mientras Dorrego se confiesa ante el padre Castañar sus pecados.
Al rato vé como su compadre se acerca con el carro con su prenda puesta. Dorrego observa y asiente con su mirada con un ademán positivo.
Un extraño pedido el de este hombre. Un cambio de camiseta entre bandos contrarios como un símbolo de amistad entre dos hombres

Llegada las dos de la tarde en el pueblo de Navarro. Manuel en su carro, le pide a Lamadrid que lo acompañe en sus últimos momentos al patíbulo. Pero el oficial unitario se niega y estalla en un llanto incontenible. Niega con la cabeza. No puede ser lo que va a suceder. El general era un hombre de buen corazón y años mas tarde sus enemigos lo verían así con el gesto que El tigre de los llanos facundo Quiroga haría por la familia de él.
Esa es la diferencia. Acaso no somos hermanos por un mismo ideal ¿?. Esa la diferencia entre caballeros de buen corazón que imponen ante sus semejantes un gesto de voluntad que los mantiene a salvo lejos de toda traición e hipocresía.
Dorrego ante el llanto siente que nuestro amigo cae rendido. Los ojos del coronel también se anegan a las lagrimas producto de tantos años de batalla.
Y pregunta a su camarada:
- Por que compadre? ¿Tiene usted a menos salir conmigo? Hágame ese favor que quiero darle un abrazo antes de morir…
- No puedo, no puedo no tengo el valor, compadre  - suplica Lamadrid con su rostro  envuelto en lagrimas y dolor y una voz quebrada.
De ninguna manera tendría yo al menos el salir con usted. Pero el valor me falta y no tengo corazón para acompañarlo en ese trance. Abracémonos aquí y Dios le de resignación.
Como dos amigos de toda la vida, un abrazo fraternal de despedida de dos compatriotas. La única unión que pudo existir entre unitarios y federales dando a entender que si hay algo que la ideología y las guerras no podrán vencer es la amistad. -
Lamadrid baja del carro. Ve por última vez al Coronel con un gesto de su mano en alto Adiós,  Mi buen amigo!, Adiós para siempre! – y huye hacía sus aposentos el hombre destrozado por la injusticia.
De aquí en adelante estaba el camino mas largo que debía recorrer el Coronel Dorrego. Era el largo y sinuoso camino hasta el patíbulo de la mano de la parca.
Al llegar mira uno por uno a quienes se les dará la orden de fuego y una venda amarilla tapa sus ojos.
El capital Paez da la orden de fuego.
El golpe de ocho balazos da con el cuerpo del coronel que cae gimiendo de dolor. La parca toca su frente sudosa y quita su venda.
- Ya coronel. Lo peor ha pasado. Quita su venda y cierra lentamente sus ojos con sus manos huesudas,  mientras un soldado se acerca y corta el cuello de Manuel. Ya no hay dolor. -
Lavalle con un gesto de resignación por tomar la que fuera la mas difícil y peor de todas sus decisiones, cierra los ojos.
Lamadrid llora la partida de su amigo y compadre.
Lavalle mira a Elías y le dice: Amigo mío, acabo de hacer un sacrificio doloroso que era indispensable para la patria.
Sobre el calor abrasante de Navarro en un patíbulo yace un cuerpo destrozado y un alma que emprende el viaje dando lugar a la leyenda del loco. Aquella que venció a los realistas en la Batalla de Tucumán. Batalla casi perdida y ganada gracias al valor de un Manuel que no esperó ordenes. Aquella leyenda que implemento la guerra de guerrillas volviendo loco a los realistas. Aquella que junto a mercenarios alemanes e irlandeses se disponía a secuestrar al Emperador de Brasil pedro I con un grupo comando y así ganar la guerra contra los lusitanos. –
Ese era el loco. Un patriota de pobres, gauchos, indios y valientes. -

….Y me quedo con aquellas celebres palabras de M. Belgrano a Dorrego en la batalla del 20 de febrero de 1813 contra los realistas de Tristan en el Norte… en medio del galope se cruzan miradas
…”Coronel llévese por delante al enemigo” …..Entendido mi general…compañía!!.. vamoss por ellos!!!.....

Dedicado a ese loco llamado manuel Dorrego. El último patriota


     Diego Leandro Couselo













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