El reino de mi mundo

sábado, 28 de octubre de 2017

Novela tras el rastro del maestro

si piensa no sentirá nada, y perderá ese tesoro divino de la belleza que busca, esa perfección de la que usted habla; no busque el significado a las razones externas que ingresan dentro de su mente y alrededor de ella, y las cosas que lo rodean, como le mencioné; sea usted con uno mismo. Sea usted y no otro.

( de la novela Tras el rastro del maestro - Diego Leandro Couselo - dlc)


sábado, 14 de octubre de 2017

Un dialogo. Amigos, y las cartas.

Un dialogo. Amigos, y las cartas.

- Che y la cerveza ?
- si! Che ! No vengo nunca mas a está casa!  (Quejas del clan)
- y bueno como les contaba invito a la mina a salir en sus sueños, me hago el langa le tiro un par de besos se hace la difícil. Ojo inventé todo onda bar romántico,  y me dice. (Cuchá!). Mira la que me tira!.. que lindo lugar, pero tu cara está muy arrugada, y por favor sácate esa garra.!!. Aparte sós un sueño, o pesadilla? .le expliqué, una cosa lo que vos sueñes y otra lo que yo. Esta mano hace milagros soy más que un sueño!!.y la mina que medio se quedo bueno la pase lindo! Nos hablamos - freedy
- tranqui hermano - jason - es lo malo de las redes sensoriales. La cabeza de las mujeres es un universo!!!
- y vos que onda? - chuqui
- a mi me dejaron. No le gustaba que apareciera en la noche de sopetón en medio de la oscuridad con el machete!.  - jason - un día le caigo borracho, y me hechó de la casa. Te fuiste a matar gente! Que para que? Y encima no sacaste al perro. Cago toda la casa!!. Y vos?.. yo laburo todo el día me dice y bueh! Ya fue!!
- y vos el laburo? - jasón
- mal, estoy harto se llena de pibes que quieren globos,  y yo como bobo.. eh ! Quieren flotar, quieren flotar. Los nenes cero miedo. Te escupen, te putean, te tiran cosas me dan ganas matarlos! - it
- vos te quejas ? A mi me venden,  y me tengo que fumar un nene/na hablando pavadas: quieres ser mi amigo?.. y la familia de porquería: mira lo que te trajimos? Un muñeco chuqui!.. váyanse a la mierda! - chuqui
- vos no hablas no? Wilsonnnn!! - freedy
-  déjalo el boludo este lo único que hace es mutilar gente. Cambia la sierra! Como yo de calzoncillo y no se baña. Mugreee!!! - it -
- shh - habló poco y que gil! y ojo boludo que está mi novia ahí.
- anda dominado! te dice las cartas que tenes que tirar?
- che irlandes vas tirar alguna carta. Estas mas pirado que el resplandor de reloj. Nene te quedas quieto con el triciclo? Anda a dormir y llevate a las mascotas! - it
- noo !! No quiero!! Quiero que empiece el juego!
- el juego se terminó y punto. A la cama carajo! Estamos en reuniones de mayores! - it
- che que padre cariñoso que sos! - leprechaun
- cuando es Halloween ? - chuqui
- en unas semanas. No me hagas acordar laburo toda la noche.
- de que laburas.?
- de pelotudo que asusta! De que voy a laburar?!
- garpa? - jasón
- me tienen en negro este miseria!
- minas ? - freedy
- nada. Las pibas quieren algo mas con onda!
- cierto!. Quieren esos vampiros de mierda con chupines, y baranda a calvin!  Les mostras el machete y se te ríen! - jasón
- it la puta madre!! Trae birra. Que anfitrión de mierda!!!  El unico es el perro y su naipe!!!

Así son las partidas de póker cuando no se está trabajando.

Diego leandro couselo.



jueves, 3 de agosto de 2017

El tigre del infierno


El general está en su cabaña descansado habían batallado bastante y en el desierto de el único ser que se atrevía q decir alguna palabra era el silencio. Uno de sus subalternos pidió por él. Eran noticias de la contienda contra el General Lamadrid.  Dos de sus capiangos personales montaban guardia. El soldado se acercó. Era un gaucho conocido  entre las tropas. Ambos veían la cara marchita, y sin expresión de aquel hombre que luchaba al frente para el General Riojano. El tigre hoyo su llegada. Tenía la capacidad aguda de oír los pasos, y anticipar los ruidos de los caballos. Leer la mente. Así son los salamanqueros.
- Traigo noticias para, el jefe
- Dejen entrar al soldado – se escucha desde dentro de la cabaña
La guardia personal del General se abrió. No les quedó más remedio. El gaucho solo tenía un parte de los acontecimientos.
- General le hago entrega los papeles –
- Deme soldado.  Esta agitado. Por qué no bebe agua? Ha descansado?.
- No mi señor! – responde -
- Pues vaya a descansar nomas, tómese el día su cara me dice que ha combatido lo suficiente para ganarse una tarde completa en la pulpería.
- No precisa  mi señor nada de mí?
- Descanse,  y vea ese poncho está bastante herido!. Cómprese uno de mí parte, ya ha hecho suficiente. Puede retirarse. Veré estos papeles.
- Gracias mí señor!.
El hombre salió de la tienda calmadamente. Se había ganado el día. El tigre se pone analizar aquellos recados. Notas de buenos aires con un Rivadavia enfurecido con amenazas de deponer las armas. Otro sobre las bajas de aquel combate con el General Lamadrid. Dejó los papeles, y se sirvió un mate. Cuando durara todo? esto se decía. Él no quería problemas, sino que los problemas vinieron a él.
Se acuerda cuando se inició en el arte de la guerra. Era un joven. Su padre quería que se dedicase a los negocios. Culto como el solo le gustaba leer, pero el llano pronto vio la llegada del peligro y no tuvo más remedio que luchar.  Encarcelado en san Luis, defendió a sus carceleros contra la intentona real. Luego en el puesto su primer combate personal contra un Dávila arriesgado que murió en combate. Ya se había metido en este baile.
Las voces se corren en todo el litoral y al hijo de los llanos le temen porque saben que las brujas del norte le dieron la autoridad para aplacar a las masas con tormentas de vientos, maremotos de ríos, y enjambres de pestes, y  la vocinglería del enemigo que se avecina de imprevisto no son otra cosa que el miedo en carne propia.
Ahora el general se duerme. En él un sueño terrenal en medio del averno que siempre lo llama. Se despierta ya no en la carpa con su mate y sus papeles. Está en medio de una niebla espesa, llena de visiones que ríen y el saca su sable, el moro está a su lado como lo está bucéfalo para Alejandro magno o el corcel de Philotas. Es su amigo y su mayor confidente. Mucha de él aprendió eso.  El caballo está inquieto. Varios soldados aparecen y el desenvaina su sable corto, el Moro le indica con la pata izquierda que no se acerque el moro siempre tiene razón, pero el general no hace caso y se lanza contra aquellas almas. La primera lanza una estocada, pero la esquiva y da justo al pecho, otra arremete atrás, pero nuestro tigre muestra las garras agachándose oportunamente. Desde el cielo salta otro húsar tomando su espada con dos manos en dirección a la cabeza, este fintea hacia un costado y golpea con su puño la cara del demonio para luego enterrar su espada en el  corazón de la víctima. El último demonio se estira majestuosamente y corta con un ataque sorpresa la espalda de Quiroga. El moro  se arroja al soldado de la muerte y lo golpea. Los amigos están para ayudar. Quiroga se levanta mal herido y clava con un cuchillo que saca de su cintura para dar en la cabeza de aquel miserable.  Todos los demonios muertos se esfuman y un señor de negro aparece y aplaude con sus palmas en sonido de sarcasmo.
- Bravo, por usted general, Bravo! Ha cumplido su designio pactado
- Mi designio – Dice Quiroga – el moro comienza a refunfuñar y mueve la pata
- Calme a su caballo o tendremos que sacrificarlo
- Que desea?
- Lo que usted desea? Quiere ganar y pide ayuda y ahora nosotros se la dimos
- Si, y cuál es su petición
- Nuestra petición es que pueda vencer en este pozo. Cada vez que se lo requiera.
- Y sino cumplo?
- Mi buen amigo, usted ya ha firmado un pacto..  Mis tigres por su alma que luchara cuando lo disponga
- Entiendo. La  cueva ha sido la trampa mortal donde me han llevado
- Usted ha ido solo, nadie lo obligó a pactar por un regimiento
- Pues sepa que voy a rescindir-
- Mi amigo no es tan fácil.
- Eso lo dice usted. Estoy convenido a pelear una sola vez para no pelear toda la vida – Sentencia don Quiroga que desenvaina nuevamente su sable
El tigre decidido toma su espada y se lanza contra aquel hombre. Este se desvanece dejando una humareda. El moro hace un relincho y detrás del general el hombre golpea con una espada de fuego en su herida producida en el anterior combate contra aquel demonio. Ahora el hombre ríe, e intenta golpear al General. Este choca con su sable aquella llamarada y obliga con fuerza a llevar la espada de rojo calor y sangre de mismísimo mandinga. El general tenía ese valor reunido en un puñado de miedo más el coraje que lo llevaba a realizar cualquier hazaña cuando la vida depende de ello.
- Tiene agallas le grita mandinga
- Usted no me conoce, demonio del Hades. No sabe con quién se mete
- Usted tampoco – ríe jocosamente el mandinga
Ambos haciendo fuerza con sus sables. El general toma con su otra mano el cuchillo y estoquea en la cara del mandinga que de la herida del rostro sale fuego. Una luz grande se hace presente en medio de toda esa penumbra y neblina y el mandinga desaparece gritando:
- Esta vez estas libre Tigre, pero volveremos a encontrarnos.  El acuerdo no puede romperse como tampoco el orgullo de quien te habla.
La luz se hace más grande y los ojos del General de abren en una carpa semi - oscura. Estaba todo transpirado aquel hombre por la pesadilla que tenía un tanto de real. Se incorporó de la cama y se dirigió a tomar un poco de agua. Cavilo segundos en lo ocurrido. Él sabe que la felicidad se aumenta con el bienestar y se amengua con los padecimientos. Este era su padecimiento de haber cometido el error de pedir ayuda a quien no debía y ahora su divina conciencia le comentaba en voz tenue que su alma estaba presa de aquellas palabras y solo peleando por su vida podía lograr esa felicidad plena que siempre anheló.  Esa pesadilla lo invito de manera inverosímil a prepararse. La próxima vez podría ser la última.  Tomo las notas y ordeno un poco sus ideas.
Los unitarios volverían. Lamadrid no se quedaría impoluto ante una batalla perdida y mucho menos Rivadavia con sus seguidores. Sus forajidos y criminales podrían está a la retaguardia como grupo de asalto pensó. Algunos en este punto de la historia mencionaran su nombre en la barbarie como que solo un aliado de los poderes infernales puede ser parte de tal empresa. Y su estrategia no termina aquí. Los lanceros luego y por detrás otros grupos de gauchos con boleadoras. No cabía duda que Quiroga era muy receloso para armar su ejército y precavido. Aun así todo este armado militar era producto de aquel aroma de la pesadilla del infierno. No quería volver a incorporarse en la cama para no volver a tener otro encuentro, entonces a puro mate se puso a realizar tácticas de combate y leer un poco.  Los soldados de su guardia personal de capiangos infernales permanecían parados como centinelas en aquella carpa.  Tomo papel, tinta y su pluma y escribió luego unas cartas a su familia y luego otras notas con reflexiones. Solo un hombre que ha vuelto del averno puede expresarlas. El hombre con el poder depositado en aquel moro, corcel adivino que lo transformaba en el centauro al entrar en batalla. Las palabras vertían como la sangre en todo el sistema circulatorio. Entre ellas recordó sus dichos al mandinga, oración que llevaría por siempre selladas en una espada y en su alma ya putrefacta de azufre candente del pacto.
…(…)… criatura de la profundidad que todo lo reclamadas, veras que no cualquiera es cordero en tu matadero de fuego. Y la próxima vez en este mundo y en otro, otros, estoy convenido a  pelear una sola vez, para no pelear toda una vida.
 La pluma detuvo su movimiento majestuoso de aquel juramento, interponiéndose en la plana casi quemada por el tiempo entre la decisión de continuar o no. Y  se declaró inocente de todo el valor del universo. Prosiguió de tal forma, para dar fin aquella leyenda. Poco se sabe de la ambigua e inverosímil batalla interna que luchaba y de la que seguros todos también tenemos y no lo sabemos, y solo (si me permiten manifestarme) se supo que aquel hombre atormentado por el reuma jamás volvió a insumirse en el privilegio del sueño que los humanos poseen. Tal vez no estaba preparado aún, hasta que el día llego a barranco yaco a gran velocidad como si el diablo siguiera sus pasos para cobrarse la deuda. De su puño y letra firmó  para dar fin al mensaje. Firmado General Facundo Quiroga.

Diego Leandro Couselo.

sábado, 29 de julio de 2017

La sabiduría escondida


Impaciente se adentró en aquel muro de soldados de madera que la naturaleza había creado para resguardar los peligros que la especie humana no puede controlar. La naturaleza millones de años atrás le otorgó por orden divina al hombre está gracia, suerte de ayuda, y entonces vino el oxigeno, y vinieron los alimentos y el fuego, y el refugio, y el ser humano evolucionó. Debió aprender que un verdadero soldado no mata, sino que crea vida, pero algo le faltó a la especie en el desarrollo, y su frívola, y ladina mente desvió el camino de aprendizaje. Era la sabiduría que poseen todos los seres vivos. Sapiencia perdida que pocos muy pocos lograron. Y ahora luego de tantos productos artificiales que piensen por él, un mocoso ávido, carente de miedos penetra por un camino que se cuenta, ella, y sus maestros viven. Ellos. Los impasibles gigantes de la verdadera ilustración.

Diego leandro couselo


martes, 25 de julio de 2017

Dos historias, dos anécdotas y mucho por decir. -

Dos historias, dos anécdotas y mucho por decir. -


Dos historias, dos hechos, y tantas cosas para tener presente. Digo para meditar si se quiere, emocionarse tal vez. Depende de cada uno. De lo que se sienta en aquel cuadro radial que sintoniza sentidos.
No hace mucho adquirí en esas librerías que no son otra cosa que tugurios de antaño de la ciudad de Buenos Aires, un libró. Si lo sé. Siempre compró un libro. No es una novedad, ni lo será nunca. Era un sucucho de aquellos en los cuales parecen esconder en pequeños rincones sucios y olvidados algún que otro ejemplar desterrado de las fronteras de la tierra.
Había notado con paciencia en la búsqueda, que si se quiere, se puede descubrir mucho más de lo que uno espera. Hay otro tema que también quisiera exponer, y del cual no me explayaré para no romper el hilo conductor de este nimio relato. Cuando alguien encuentra un libro, o el libro lo encuentra a él. No es casualidad que se unan. Alguien en el universo está conspirando para que ese cuaderno de historias llegue a nuestro planeta interno. Como las personas ingresan en nuestra vida, sostengo la loca creencia de que los libros también tiene ese propósito magistral. Usted de aquí en más se le ha designado tal, de tal autor. No antes, ni después. Ahora. Por qué?. No se los puedo decir. Y si lo supiera tampoco se los manifestaría. Esa pregunta solo la pueden contestar ustedes lectores.
Pero ondeemos en el asunto que nos compete. El libro lleva el nombre de Las Maletas del viajero. Un conjunto de aventuras, y narraciones de José Saramago. Si nuevamente lo se. No es novedad. Si hay alguien en quien quisiera parecerme sería él. Y hoy encontré dos relatos del por qué?. El primero se llama Historia para niños. En tal cuento un chiquillo decide subir a lo alto de un cerro. En él, no había nada interesante, sino una flor marchita, y caída, y él (saramago)  expresa: como era niño decidió que tenía que salvar esa flor. Porque es niño pienso!, y la vida es un pedacito de ellos que se niegan a perder algo que nosotros los adultos nunca podremos entendér.  Acá los fragmentos se vuelven explicativos de lo que esa inocente criatura hace por la flor. Desciende el cerro, cruza inmensos terrenos de peligro, laberintos mortales hasta llegar al otro lado de mundo para tomar de un rió con los huecos de su mano cuanta agua  pueda, y vuelve a cruzar todo hasta llegar al cerro, y dar de beber a la flor sedienta. El chico repite la operación unas veinte veces. Cansado. Con sus pies hinchados, mal herido no claudica hasta que esa flor erguida daba su aroma y se recompone, y este exhausto se duerme junto a ella. Pasan las horas, y la familia, y los vecinos lo buscan incesantemente. Cuando ya no había motivos ante tal empeño alzan sus ojos al ver un flor gigante al pie de una montaña, y al niño que durmiendo estaba. Inmediatamente fueron en su búsqueda, lo alzaron,  y llevaron al pueblo como un héroe. Y acá esta la mejor parte: En la Aldea se corría la voz entre vecinos de un milagro. De que un niño había salido un día de su casa para hacer algo grande, mucho mayor que su tamaño, y que todos los tamaños juntos, y esto amigos míos es la moraleja que deja está historia. La otra historia se llama: en el Patio, un jardín de Rosas. Entre tantas cosas el se encontraba caminando por las calles de Lisboa hasta llegar a un paredón en el cual llego a divisar una frase que decía: Lena ama a Riu. No era más que una declaración insignificante en una ciudad que lo viera. Y él cita que para mucha gente es algo trivial, pero Don José tiene, y comparto su pensamiento, la vocación, y el oficio de negar lo insustancial. Luego relata que tal vez sea una declaración de un hombre o no?. No lo sabe él, no lo sé tampoco yo. No obstante expresa en pocas palabras un final para este exiguo texto, en el cual no importa quien sea?. El prefiere que sea ella la de la diminuta acción. El quiere creer que es ella, y le desea de corazón que sea feliz, que sepa siempre lo que quiere, incluso cuando a lo largo de la vida vaya pidiendo cosas diferentes, y piensa que allá va una chica ágil, y lozana que avanza decidida por el mundo, y allá va la mujer que un día plantó con pintura, rosas en un patio.
Y allá van, un niño a salvar una Flor con un poco de agua, y aquella atrevida con un tacho de pintura.
Y aquí concluyo que en un mundo tan pequeño, de pequeñas personas, y pequeñas acciones, algo tan grande, y maravilloso puede ocurrir. (Dlc)

Diego Leandro Couselo





sábado, 22 de julio de 2017

Diez segundos de gloria



El patrón me estaba vendando la mano derecha. Era un celestial modelo de vida propio. Un fantasma en el camerino de reserva donde suelen encerrarse aquellos que donan el cuerpo al salvaje ritmo de la música infernal del combate. Luego la mano izquierda. Trazo por trazo. Se palpó las manos y aplaudió. Siempre lo hace antes de una contienda. Era una de esas peleas del montón que no valen un par de monedas y algún aplauso de la muchedumbre.
Antes de salir rezó al patrón como solía hacerlo en los tiempos de la misa santa del Convento al que a veces solía ir a visitar y conversar un poco.  Estaba preparado. Si es que se está en una situación de este estilo. La guardia pretoriana estaba esperando a la salida, por lo que se dispuso arrancar por el sendero que ellos le marcaban.  Las puertas se abrieron y allí estaba su rival duro de rostro. Piedra sin formar. Ojos cerrados y nariz de lo más chata. Mugía como lo hacen los toros en odio puro y de a poco se desplazó paso por paso al cuadrilátero. Era de los barrios bajos, como todos suelen serlo. Más pesado, alto y más fuerte.

Las reglas son efímeras en estos lugares. Quiero decir: No se cumplen a la perfección.
Ahora es su turno de hacer aparición. El patrón, su sombra, y el solo por el lúgubre pasillo hasta la salida. Las guardias como estatuas y la muchedumbre que explota de odio ante el visitante que solo camina observando el suelo. Llegó al ring,  y subió lentamente tomando la primera soga. Una vez adentro, recuerden bien. No hay regreso en el cuadrado. El lugar más solitario del mundo. Aquí dos personas se debaten a mano limpia el ego de todos aquellos que asisten a verlos, eufóricos, luego de ser alistados como predadores en busca de un poco de sangre. La radio suena sin parar recordando los viejos combates de aquellas épocas. Anuncia una tormenta que posiblemente aparezca. Y allí estaban los dos amateur. El referí los midió. Chocaron guantes y que empiece el juego mortal.
El cara de piedra se abalanza ante el contrincante. Teseo lo espera y cubre en tremendo golpe de Cross a su cien con una guardia. Luego arremete, con furia al centro de la mandíbula de nuestro personaje. El patrón lo mira y le grita dale Mierda!!.. movete cesar movete!!. El cara de piedra sigue su rumbo y ahora gancho al hígado, al vaso como un médico que conoce la anatomía al pie de la letra.
Teseo logra escapar con un esquive mágico, y un jabeo con el puño derecho marcando el rostro del cara de piedra.
Vamos loco mátalo guita lo un orate des las gradas, otro se pone como histérico en medio de las cuerdas. Tíralo basura, tíralo. El cesar es visitante y no hay más que el patrón para alentarlo, pero no se escucha en estos momentos.  Suena la campana y el primer acuerdo se va de las manos.
Ustedes pensaran que es una historia más, pero no son diez segundos que precisa el Teseo para arrancar. Como para arrancar su vida. Y pasan los rounds uno por uno y el cara de piedra sigue lastimando al Teseo que en el quinto, lo tira, en el sexto lo hiere, y siguen los golpes hasta llegar al doce. El mítico doce, el cual ya sin resto cae el cesar abatido observando como tonto a un sector de las fieras demoniacas que le gritan maldiciones. Recuerda lo que el patrón le mencionaba. Estás perdido en medio de un laberinto lleno de silencio y no sabes si quieres salir y golpeas más y más como si cada puño fuera un boleto de salida. Y sigues perdido sin nada que perder, porque cuando estás perdido no crees en nada y eso es terrible. Es mágico creer en algo. Algo más fuerte que tus puños,  tu voluntad para romper el silencio que un cobarde no se atreve, ni siquiera abriendo su boca. No importa lo mucho que uno golpe, si no hay fe en esos puños no hay nada y mueres como un estúpido tirado en  el infierno. Mírate ¿Cómo te quieren ver muerto a ti. No vales lo que un puñado de arena en el desierto. Haz temblar al tornado que en tu interior yace, rompe el silencio con un trueno que haga llorar a esas basuras del inframundo y mata de una vez al minotauro que espera por tu cabeza para ser colgada en una pica alta. Ese es miedo que hay en tu vientre descansando. Levanta cabeza y date el gusto de un último duelo la campana aún no suena.
Teseo se apoya en sus codos y luego sus manos. Uno, dos, tres, se pone de rodillas, cuatro, cinco, seis, poco a poco se incorpora, siete, ocho y nueve. Erguido como un bípedo el hombre vuelve a la batalla. Cara de piedra se arroja encima como el toro queriendo cornear su estómago. Nuevo esquive del visitante y un Cross de arriba para burlar al animal. Ahora es turno de cesar quebrar las reglas de esta caldera de odio y siendo pequeño y rápido se arremete valientemente sobre el cuerpo del cara de piedra que no ve su entrada burlona de arlequín que goza de un lado a otro. El cara de piedra vé venir trompadas. No sabe de dónde? No los ve. Un legendario dijo. No puedes parar lo que no puedes ver.  Y llueve una ametralladora. Era tan veloz que la velocidad misma quedo sorprendida.  Y un puño directo que lo tira contra las cuerdas resta diez segundos para terminar el round. Diez segundo no más. Del fondo se escucha aguanta cabezón un coterráneo amigo que le habla al cara de piedra que con una potencia incalculable le da justo en la cabeza al Teseo pero no lo siente. No siente dolor. Esta poseído por ese sentimiento de lucha y nuevamente lo tira contra las cuerdas, y ahora entra con golpes bajos. Todos los órganos marcados. Uno por uno. Llueven como una sudestada crónica. La furia de la naturaleza se hace ver ante la adrenalina de todo un estadio. En las radios se oye que hay una fuerte tormenta y en el interior se dice que la misma ha ingresado en el cuerpo de un de los rivales. Las calles se hacen intransitables por el clima y adentro del gimnasio. Si adentro el cesar está batallando hasta el final. Golpe por golpe. Diez segundo para terminar y con una trompada al estómago tira al cara de piedra abriendo las paredes del laberinto ,  cayendo el minotauro entre la muchedumbre al mejor estilo Firpo vs Dempsey. Tumbado entre las sillas y las personas que lo rodean a ese que llaman el cara de piedra que queda inconsciente. La cuenta regresiva sigue su curso. Eran solo diez segundos al ras del árbitro, diez segundos de gloria.  De todas maneras  la diferencia numérica no es tolerada por el tiempo que hace su elección  para que la contienda llegue a su fin. Algo podría decir que fue una victoria pírrica de Teseo por lo arriesgado del asunto. En las calles los truenos cesaron y la lluvia se calmó. Teseo se arrodilla y su cabeza fija un minúsculo espacio en su limbo. Una luz entro en medio de aquel agujero del techo marca su rostro. El patrón está contento por su pollo. Las tarjetas puede que digan que ganó el cara de piedra a pesar de quedar tumbado boca abajo sin moverse. La realidad es que Teseo es libre. No logro ganar una batalla, sino la guerra. La luz entra tibia sobre el centro del cuadrilátero como todas esas veces que el sol hacia su aparición. No hay más que silencio en un lugar que ahora está vacío. Abandonado por los años. Las sillas llenas de polvo, y un guante gastado, y  sucio tirado en el suelo. La sombra de alguien cerca de una puerta observa esa pequeña luz.  La sombra toma el guante y sopla ese polvillo de antaño y contempla una descripción que dice: Aquí yace el legendario Teseo…la sombra devolvió el guante en el piso y Salió despacio por el primer corredor que lo vio ingresar. -

Diego Leandro Couselo 


miércoles, 5 de julio de 2017

La ejecución

Cuando se sabe que la próxima línea que se cruzara no es otra que la frontera entre dos mundos, una parte escondida de la mente dibuja con el dedo más sabio de la mano un retrato de imágenes de la cual una es omnipresente en toda su gloria. Es lo que nos permite partir de la mejor manera sin queja, sentimiento o repudio alguno. Solo resta saber si esa imagen existe?.....
 Luego de terminar algunas cartas, pidió que fuesen entregadas a los destinatarios que la vida le había otorgado. Era un viejo soldado de la cuna de una tierra fértil en promesas de libertad. Un ideólogo, esposo, padre, y amigo, y sobretodo valiente. Ahora allá en una pared gris, de contornos húmedos, y grietas en las cuales algún rastro hiedras podían verse un hombre firme espera recibir el frio golpe del plomo. El, que lucho en un norte de páramos, y estepas en el calor del infierno. El, que fue expulsado, y devuelto por la gracia del deber de seguir luchando. El, que afirmaba que en la pluma de sus relatos existía poesía en nombre del honor contra la oscura, e insipiente intolerancia de los demonios. El, que espera el fin de los tiempo, espera.  Directo al corazón dice un verdugo. Suena un ruido grave de disparos. El humo se disipa. Aquel cuerpo yace en el suelo, y con él historia.

Diego leandro Couselo


martes, 4 de julio de 2017

La sombra


Es un tanto difícil de explicar. Una parte del alma es tan oscura, y solitaria que hasta a veces se separa sin explicación.
 Mi vida es un tanto de este ambiguo significado de frívolas palabras. Me imagino con pasos irregulares en un camino de cemento desnivelado. Al lado está ese ser que se me parece. A veces habla, y se manifiesta con ciertos rasgos de expresiones que no son las habituales del aspecto físico, sino espiritual. En su cabeza suele tener historias que nacen de sueños  profundos. Historias que nunca se concretaran. Lo menciono porque también es mia. Entonces se enfada, y con sigilo me expresa de manera pérfida su infortunio. Luego se da media vuelta, y sigue su rumbo sin mediar otro sentimiento que el de sentirse al costado del mundo en el más infinito autodestierro. Lo entiendo. Es al único ser al que le guardo empatía. Sera tal vez porque en algún sentido somos iguales,  y ambos estamos desamparados.

Diego leandro Couselo

sábado, 1 de julio de 2017

El que huye

-
- a dónde vas con este clima? (Lee en las primeras hojas, como pregunta, un hombre abatido)
- por ahí lejos!. Lejos de está nieve, de este frio, de está gente, de este mundo!
 - entiendo!. Muy lejos?
- lo suficiente. Tal así que los problemas solo sean una insignificante partícula en el aire
- y te parece bien?,( se preguntan las páginas). Te parece correcto que un problema quede atrás? Que un mundo quede atrás?
 - No, pero ayuda a calmar la mente!
- calmarla?. Una mente no se calma, solo huye, según dicen mís páginas. Es lo que todo el mundo hace. Huir!. Ven el problema, y no lo enfrentan, y así se pasan la vida sin rumbo, alejándose.
 - y que se puede hacer - (lee en un  fragmento que cita: quédate, y que el tiempo haga lo suyo).
- Afrontarlo. Algo muy simple. Hacer frente a ese inconveniente, encararlo y decirle aquí estoy, aunque el miedo te invada, y demostrarle al resto lo que es ser un hombre!.
 - no quiero demostrar nada a nadie!
 - no!, pero alguien tiene que dar el primer paso para salir adelante. .
  ....cerró el libro en esa última hoja, y lo guardó en un bolso. Dejó que la pequeñas secuelas de aire congelado tocaran su rostro. Al caer, ellas, la ciudad sentía la impotencia que se adquiere cuando las soluciones son un objeto inalcanzable. Algo así como extender las manos para llegar a tocar el sol, y seguir intentando como lo han hecho aquellos que caminan solos buscando respuestas en libros. Quedándose, o yéndose, sin ser entendidos..

Diego leandro Couselo


sábado, 17 de junio de 2017

El día de las mariposas



Fue aquel febrero de 1984, cuando en la hora matinal la radio daba las noticias de aquel del día 12. Las primeras informaciones poseían el dato de las diferentes catástrofes, luego cuestiones de carácter político, y económico, y para concluir a la sección social, en el día de hoy la literatura contemporánea está de luto. Fallecía en el hospital de Saint Lazare en Paris, un escritor argentino. Mis oídos se agudizaron por la curiosidad. Al estar acostado en la cama, no discernía entre lo que puede llamarse realidad, y sueño. En principios creí por voluntad misma de negacionismo que llevamos dentro que era parte de una pesadilla. No lo era!, el locutor confirmaba una, y otra vez sus dichos radiales. Julio Cortázar había fallecido. Salte de la cama exaltado como cuando se sale de los cabales en una situación exaltante de pequeñas contracciones de nervios producto de la confrontación de sentimientos que se produce ante una información desagradable, como muchas que las hay, pero que suelen golpear al amor propio que tienen las personas.
Me incorporé nuevamente, y reflexioné con la vista al techo como quien necesita unos minutos de meditación. Me acordé de todos los cronopios habidos, y por haber, y el irreversible destino de las personas en el tiempo del cual dejamos vestigios de recuerdos.

Pensé en la mente de la persona que soy, en soledad, y su soledad, en el tiempo que nos conocimos, y que juntos continuamos hasta el día de hoy. De mi cajón de recuerdos, vino a mí, la fecha que dimos la primera cita en aquel café que frecuentaba julio. Éramos fieles compañeros de clases de la asignatura antropología en la facultad de filosofías y letras allá en la vieja calle Púan, en el horario de las siete de la mañana, al alba del día, y de los cuerpos convertidos en cadáveres que se alimentan de café. Compartíamos la misma desgracia de la persona que madruga, y fue el primer motivo de plática entre los dos. Luego vendrían  otros, y por último la invitación tímida de la salida. Llamada cita. Esa que arriesga a suerte, y verdad en anhelo del soldado valiente lleno de coraje a la batalla, o de un hombre ansioso que convida a una mujer a tomar algo.

Le contaba infinidad de cosas, y de ella venían infinidad de risas. Como historiador le armaba cuadros sinópticos entre lo que fue la civilización romana con la argentina a título de burla. Entre guerras de legionarios, de unitarios, y federales. De julio Cesar y de Juan F. Quiroga. Ella ya conocía mi manera de expresar, y lo transformaba en literatura como la escritora nobel que era, y es; y aparecía Julio y su rayuela, y fanatizada se compenetraba en el hecho de que la literatura argentina había tenido un quiebre, y ese quiebre era julio Cortázar cuando yo le reprochaba que Macedonio Fernández era el icono que modificó las narraciones. Por supuesto era una nimia venganza por insultar el honor de esos tótems de carne y hueso con expresarme que San Martin era el único que merece respeto, cuando el tigre de los llanos (aquel hombre bestia) fue quien luchó para completar una nación, y ella fiel sirviente de Sarmiento expresaba barbaridades de bárbaro. No te olvides le dije con locuaces palabras apuntando mi dedo al cielo en nombre del caudillo; no te olvides volví a expresar, que ese libro del sanjuanino era amor, y odio, y de la calumnia se explican las mayores virtudes de un hombre. Entonces me replico ella con una leve sonrisa, apuntando el dedo en aquel lugar en el cual Julio se sentaba cuando de joven escribía, que:….

Soy yo, soy él. Somos, pero soy yo, primeramente soy yo, defenderé ser yo hasta que no pueda más… y se rió. Inmediatamente dijo:

Es lo que me gusta de ti!, guerreas con una retórica que no es ciega, porque, surge desde el interior del corazón. Y a capa y espada defendés a esos héroes tuyos como yo a este hombre.

Ambos sonreímos al cruzar nuestra vista en una mirada fija es ahí cuando me di cuenta de una verdad  que Cortázar manifestaba, y es que en la aritmética el dos nace del uno y del uno.

La primera cita fue entonces luego de lograr el equilibro de nuestros ojos, el primer beso, aquel contacto de presión labial cuya estimulación erógena produjo el intercambio de toda esa información relacionada a nuestra vida, y que al recibirla se determina si realmente quien lo transmite es aquella designada a formar parte de nuestro circulo interno, por orden divina del ser supremo. Si hubiera otra opción no sería tan perfecta como el fetiche del beso. En aquel canje de saliva viajaban innumerable cantidad de emociones, deseos, penas y compasiones. En aquella odisea un barco llegaba por fin al puerto de Ítaca, como llegar al amor luego de años de viajar creyendo encontrarse en destino, y parando en lugares equivocados. Nuestras cadenas de datos según la ciencia podían  llegar a ser perfectas. Sentencia extraña. No prestaban  atención  los hombres de la biología y la química, a estas palabras que mis teorías esbozan. Para los científicos, un beso era prueba, y error. No conozco mucho de ciencia, pero no creo que sepan nada de besar a una mujer. Sea, o no perfecta, no importa, importan otras cosas más fundamentales que solo el alma puede desbordar enfrente de una multitud explicando como maestro que se és.

Decidimos en adelante que de la mano nos guiaríamos. Uno puede perderse en el bosque, por eso recomiendo que no suelten la mano de quien los acompaña. Dos cabezas son mejor que una para afrontar con esperanza la vida, que como en tantas citas literarias se han manifestado. La vida misma defendiéndose. Algo que Soledad siempre me recalca como aquel deseo inconmensurable de encontrarse un día a julio.

- Sabes tengo mi libro de rayuela perfumado, y listo para que julio cuando venga me lo firme!

- Y que te hace pensar que va a venir, y justo firmarte un libro a vos Sole?. Hay tantas personas que quieren verlo?

- La esperanza. Eso Ernesto. La esperanza. – dice añorando con la desesperación de un niño recién nacido contento, como cuando va a dar un abrazo a su madre.

Asentí al ver como sus ojos brillaban mientras miraba a las calles de Buenos Aires desde el vidrio del bar  en la Av. De Mayo. Consentí con deseo, de que aquel sueño tan preciado se cumpliera, porque cuando uno percibe que la persona que ama es feliz, como un abrir, y cerrar de ojos, la misma en un efecto de enfermedad contagiosa se transmite, y el mundo parece más tolerable, y agradable para quien ve a los alrededores.

 

Terminaba de desayunar, y de cavilar los hechos pasados. La llamé por teléfono a su casa. Sonó varias veces aquel aparato. Me dí cuenta que no estaba en aquel lugar, como tampoco algún familiar para facilitarme algún indicio de ella. Luego de la noticia radial tenía que encontrarla. Después de verificar sopesando como en su interior ella era, se me ocurrió un único sitio en donde podría estar. Me dirigí aquel café como la primera vez en la Av. De Mayo de Buenos Aires que de calor estaba infestada. Al presentarme, mí conjetura era cierta, ahí se estaba sentada en la misma mesa, un café expreso, y un libro al lado de su bebida. Ojos rojos, y la cabeza gacha. Al entrar rápidamente me fui a donde ella estaba, y sin que se diera cuenta la abrace por detrás como nunca había abrazado a alguien. Ella puso su mano extendida en mi hombro, y acurrucó su cabeza soltando algunas lágrimas. Estuvimos el tiempo necesario para calmar, aunque sea un poco aquella tristeza.

- Sabía que ibas a venir aquí. Lo presentía – me dice con suma pesadumbre

- Me entere a la mañana! La leucemia fue.

- Si - Toma el libro y lo abraza fuertemente - . Y ahora?

- Y ahora nada!. –

Un silencio invadió el recinto en el cual dos personas se encontraban sin explayar palabras. Soledad se sentía sola, por lo que tome su mano acariciando cada dedo de ella. Es terrible la soledad pensé cuando se pierde un sueño. Solo pude decir ante tal situación lo que diría cualquiera que recibe el dolor, y trata de repelerlo:

- Cada vez sientas que alguien se va. No se va! por completo, queda algo de si en nosotros!

- Como es eso?

- Las palabras, la música, el arte no puede morir porque vencen al tiempo. Y la muerte por  más que quiera, no tiene manera de ganarle al arte, ya que es el amor como la cara de la vida, que nosotros le damos, por lo que julio nunca se ira!

Las palabras mágicas, hicieron que los labios de soledad se transformaran en gesto de alivio, y agarro mi mano fuertemente; de alguna manera se podía notar la mejoría. Luego de una buena catarsis de ella, pagamos la cuenta, y salimos por la puerta central a la calle. En ese instante algo maravilloso ocurrió. Desde el cielo aparecía una infinidad de puntos negros que a gran velocidad venían. Miramos con intriga hacia arriba. La ciudad, si la ciudad. Estaba plagada de mariposas, mariposas que iban, y venían. Mariposas de todos colores. Las personas quedaron estupefactas ante tal evento. Lo niños corrían para alcanzar con sus madres aquellos insectos. Los autos tocaban bocinas. Algunos ancianos señalaban el fenómeno. Soledad expreso que nunca una mariposa debe ser clavada, sino libre. Libre como lo eran ahora en aquel febrero 12 de 1984.

Juntos nos metimos en esa nube de bichos de colores para no perdernos tomados de la mano.

 

…(…)….

 

Han pasado una buena cantidad de años, y el pequeño Esteban me llama en cuanto estamos caminando por la avenida 9 de julio.

- Papa!, me dice señalando, mira! hay mariposas!.

Una se posó en el brazo de mi hijo, y voló radiante al cielo. Era un 12 de febrero como aquel año.

- Con tu madre vivimos un episodio parecido - le comente a mí niño.

 

Era muy chico pero no lo suficiente para conocer la historia. En la radio aquella vez, los científicos expusieron que una ola de calor en el aire, produjo aquel milagro de una migración de mariposas. Dios! mío!, estos tipos no saben nada. Es la necedad del raciocino de no ponerse a pensar un momento, cuando todos sabemos en nuestro carácter de románticos que en el fondo, ellas habían venido de muy lejos a la ciudad como un último réquiem para despedirse de Julio.

 

Diego Leandro Couselo

 
 

martes, 6 de junio de 2017

La niebla


 

La ciudad  comenzaba a recibir los primeros aullidos del cielo. Eran truenos pero no había indicio de lluvia. El amanecer se estaba haciendo presente, y una niebla producto del efecto climático se adentraba convirtiendo a todo un grupo de edificios (soldados de cemento que parados en fila, tienen en sus cuerpos minúsculas ventanas), en invisibles artificios humanos.  Los autos, poco a poco iban amontonándose en las calles céntricas a medida de que ese éter de color gris, se presentaba de forma notoria. La niebla no permitía visualizar nada en absoluto. Ni los cielos, ni la tierra. Las personas que caminaban, se perdían entre sí; algo totalmente extraño estaba por venir, ya que fue en cuestión de horas  que la bruma se instalaba junto a los seres con el espeso cuerpo concentrado de partículas de aire cálido saturados.  Del primer razonamiento que de la cabeza de los hombres provenía, se conjeturaban infinidad de ideas, ante la situación de recibir el alerta  de lo que ocurría. Se plantearon entonces hipótesis que no llegaban a ningún puerto. 

Entre las opciones solo cabía la de aquellos, seres perdidos que caminasen palpando el suelo difuso. Un plano de tierra de forma irregular, superficie terrestre. Ni luces, ni el día permitía la sensación de poder observar que había más allá.  Se presentaron entonces los accidentes de la vida cotidiana, a raíz de la falta de visión, proveniente del gas que la ciudad adquiría con el alba. Algunas voces de gritos despavoridos guiaban a las ambulancias, y con ello a las personas encargadas de la seguridad pública.  El proceso del advenimiento de aquel vapor, que repito se volvía más denso,  ingresaba en una suerte de condensidad pastosa que evolucionaba en tiempo reducido, dando vida a las formas más insólitas en las mentes de la población activando el nervio sensitivo del miedo que desde su interior expiraba la adrenalina. 

La secreción  de los cuerpos fue el fruto de un jugo que recorría el cuerpo como suerte de transpiración, que llego al extremo con el pánico y la desesperación. Ambas palabras que existen en el diccionario, y que hoy en día no tiene manera de aplacarse ante hechos de tal magnitud.  Pocos eran los humanos que habían podido llegar a destinos determinados: trabajo, hogares, transportes, etc.  El resto era parte del desconcierto, que en las calles estaban como los muertos vivientes que siempre fueron con apoyo de la tecnología, y el individualismo del ego, en su yo más popular, solo que ahora la verdad se les ha dicho de imprevisto, presentándoles en el yugo de un laberinto totalmente diferente al que solían estar con una salida fácil.  Dicho sea de paso. Solo la evolución puede determinar la supervivencia.

Desde el amanecer,  hasta el atardecer supuesto, la situación continuaba en la ciudad. Los perros, y otros animales sabios en sus sentidos eran los únicos que podían descifrar a partir de un mapa  sensitivo que los ubicaba. Fortuna de los humanos poseían, pero no lo sabían.  Un sin fin de personas ante el horror de no poder regresar de dónde venían, no tenían otra opción que seguir vagando por las calles yendo y viniendo sin dirección determinada. La noche se hizo presente entonces, y aquí radica la mayor de las tragedias. Cuando todos sabemos que ella es aliada de los oscuros  pensamientos. El horror de ser atacado por la nada misma en aquel limbo de vapor.  La gran mayoría gateando como bebes se comunicaba por voces, pero ellas tenían el agravante de que las resonancias de sonido entre emisores y receptores eran ambiguas, y el eco de los llamados de auxilio, nombres, preguntas, y respuestas se perdía entre la capa gris.  Era la onírica sensación de encontrarse perdido, algo que ni siquiera los ciegos de nacimiento, expertos en sensibilidad de los demás sentidos, conquistar.

Habiendo transcurrido el primer día. Al recibir un nuevo amanecer, obligó a la autoridad estatal ante la imposibilidad de poder brindar ayuda, una inmediata decisión: decretar el estado de Sitio, y con ello un toque de queda rápido que solo se pudo transmitir desde la casa principal al pueblo por los medios que aún podían informar, que no eran otros que la frecuencia de Radio. Ahora la niebla había ingresado a las casas, y demás establecimientos. La ceguera era total. Recordemos que aquel aviso del estado era para evitar un estallido social de la población. No se luchaba contra un grupo de insurgentes, sino que la fuerza de choque era nada más que eso.  Un fenómeno de la naturaleza incontrolable del cual no encontraban explicación científica. Y la radio daba las órdenes a los oídos del todo el planeta, para poder aplacar un poco el desconcierto con soluciones mentirosas.

-          Recomendamos a las personas quedarse en su casa. por emergencia hasta verificar que la niebla comience a descender. Repito se recomienda que las personas mantengan la calma y se queden en sus casas!!!.

En resumen: el estado no tenía por el momento solución, aunque era más factible engañar al populacho con aviso reiterados para generar calma como lo hacen siempre. Al final de cuentas era solo una manera de desaparecer ante el desastre que se avecinaba. Era normal para un estado marcharse en situaciones límite. Con relación a los seres humanos ocurría lo siguiente, nadie podía moverse de sus sitios, y quienes lo hicieron no sabían en medio de la nada, en qué lugar se encontraban. Jamás pudieron salir, ni regresar.

De a poco pasaron los días, y con ellos ocurrieron las bajas. Los enfermos, ancianos, niños perdidos. El hambre, la sed eran dos caras de una moneda. Grupos, y grupos de ayuda. Buenos y malos. Bandidos asaltando. Abusos, hurtos, robos. Religiones creadas por ateos, e ideologías racistas que se bifurcaban en un genocidio, y etnocidio. La ley de la selva era el único medio para la condición humana ante la desesperación; enfermedad de la psiquis que llevo a la mayor parte de la población a probar sus miserias ante la pérdida de toda visualización externa.

Pasaron los años, y el mundo que hoy conocemos, es ahora, sólo, un vasto páramo de ciudades, fusionadas con la naturaleza de las plantas y animales. Hay una sola persona que aún puede relatar el hecho. Está sentado en un bloque de piedra  de cierta construcción de lo que fue la civilización humana. Tiene un bolígrafo y un cuaderno, se pregunta si hay alguien como él,  y de vez en cuando grita con todas sus fuerzas al exterior de la pared gris; al lado suyo la cura de todos los males, su perro. Su lazarillo. Los únicos ojos que podrán ver lo que muchos no pudieron y tampoco supieron.

 

Diego Leandro Couselo

sábado, 3 de junio de 2017

El que escucha

 
Y lo cierto es que un día sin querer se dio cuenta que para las malas cuestiones que le planteaban los terceros estaba presente en carne y mente, pero nunca supo porque lo estaba. El solo estaba. Escuchaba atentamente cada palabra hasta convertirse en uno de esos que presta sus sentidos a quien lo precise. Jamás supo la razón solo oía y reflexionaba un instante para dar un respuesta certera de la situación. Pero nunca lo supo. El solo estaba para sacar de los laberintos de problemas a las almas en pena. Para percibir ese dolor. Quizás ese era el destino de quien escucha. Tarde o temprano lo supo. No obstante recibía ese sufrimiento ajeno como propio .Lo guardaba en su interior como una maleta de papeles viejos. Se dio cuenta así que ese era su motivo para seguir en un mundo de desolación donde todos precisan unas palabras de aliento. De todas formas estaba un tanto cansado de ese empréstito que los dioses le habían otorgado. Escuchaba sin ser escuchado y su padecer no era otra cosa que una resignación. Decidió entonces abandonar. Al tiempo miles y miles de masas de oprimidos comenzaron a tocar su puerta. Reclamando con los gritos que eran incesantes, y no aguanto y se escapo. Intento esconderse en lo más oscuro del planeta para no ser molestado. Igual era imposible huir, el propio pecho lo oprimía por actuar con egoísmo y es que cuando se tiene una misión no hay mas razón que cumplirla. El dolor lo consumía en todas sus entrañas. Día y noche pesadillas lo atormentaban. Quien escucha el desconsuelo de otros, mal lo padece. Y la realidad es que no había sustituto. No cualquiera podía realizar ese trabajo. Entonces se vió obligado a volver y vagar por siempre con ese don o mejor dicho condena. Condena digo, no por el hecho de escuchar sino por la cuestión de que ese que escucha jamás será escuchado. 
 
  Diego Leandro Couselo

jueves, 25 de mayo de 2017

25 de mayo de 1810

25 de mayo de 1810....


 - de que quieren hablar ? - dice don Cornelio
- de libertad, nada mas que eso - belgrano
- nos va a costar sangre! - paso, castelli y otros
- acaso cuando llegaron al mundo no estaban bañados de sangre? Gritando y llorando? Acaso no lucharon en una revolución para venir a está tierra desde el vientre de sus madres ? Si es así?! Si realmente es así!, por qué no luchar para quedarnos y ser libres en este nuestro hogar al cual nos arrojaron?. Que la sangre tiña de honor este recinto. Libertad señores y nada mas que eso - moreno

diego Leandro couselo

lunes, 1 de mayo de 2017

En el hospital



Las diez de la mañana de calor otoñal. Llegué a horario. Aquí cualquier horario es infinito. El tiempo se entremezcla con la respiración de quienes vienen a la guardia de un hospital en  busca de algún remedio para curar males y mientras esperan en cada cama hasta que alguien les de atención.
El mal es tal que se puede ver en sus caras . La transpiración que sale de los poros se confunde con el aire.  El paciente está dormido con una manguera que absorbe líquidos internos de un estomago lesionado. Otro manguera en su brazo izquierdo le transmite alimento en líquidos. Estamos en una habitación grande. Varias camas ocupadas en su mayoría ancianos, mi hermano y otro joven.
Ahora me pregunta la hora. La de siempre le contesto. Delante nuestro  esta el armario con medicación y otros elementos propios de los hospitales.
El señor mayor de la cama cruzada del sector donde estamos imparte queja como todo aquel que quiere irse cuando se permanece tanto tiempo  sin dormir las horas precisas. Mi hermano duerme. A su lado quien relata está sentado.

Del sur han venido por impulso de los fuertes vientos una ola de mosquitos. La ciudad es húmeda y ellos están a gusto. Es mas fácil procrear y dejar un linaje en otoño. Sus presas son seleccionadas en un proceso amplio en el cual verifican la posibilidad de procurarse una pisca de sangre. Terrenos de pastos, plazas, y por que no ¿ hospitales. Saben de antemano que las personas aquí no pueden defenderse.
Una señora del otro lado del paredón que nos separa comienza a toser con fuerza. Las palmadas en su espalda del familiar acompañante calman el estruendo en su pecho. La enfermera va y viene. El suero de acabó. El paciente descansa. Se lo pedí para luego hacerse el análisis. Es importante cerrar los ojos en un lugar como este. La imaginación delos sueños hace la diferencia en está tétrica realidad.
Los mosquitos nos esperan afuera. Hay que reconocer que un ápice de respeto tienen por quienen padecen males, lesiones o enfermedades.
Un reo hombre esposado es traído por un oficial de policía y llevado del otro lado de la pared de la gran habitación. El médico hace su entrada y conversa en clave con su colega. Cada profesional tiene su propio lenguaje. Médicos, ingenieros , abogados  incluso los mosquitos quienes se confabulan en tres para acompañar a las personas que eligen como victimas.
Y ahora la mujer de a lado de la cama donde mi hermano está roncando toma su tema como para desayunar algo.
Al paciente que cuido le tienen prohibido ingerir bocado. Orden del médico, que transmite a los enfermeros, y estos manifiestan al paciente.
Que hora es? La misma de siempre. Aquí el tiempo no suele avanzar.
 Increíble. El reloj decidió que sus agujas tendrían avanzar . Es la ley del universo. Como también avanza la vida y el cuidado que nos debemos los unos a los otros. Y nosotros mismos para no llegar a una circunstancia de padecer la aventura de la guardia.  Los mosquitos son los mas indicados cuando nos referimos a la falta de cuidado. El vicio del hambre abunda en los insectos.
Cuando el estomago está vació la mente como única solución se resigna a cometer locuras. Arriesgarse ante la palma de un mano es una.
Me acuerdo una anécdota una vez que nos picaron en una jauría desesperada en medio de un partido de fútbol. Al permanecer en movimiento parecían no acercarse pero al quedarse un segundo quieto, debajo de las arbustos atacaban despegando  como aviones. El hedor de la transpiración humana era una suerte de manjar como cuando tenemos una pizza de mozzarella tan crocante que nuestro paladar hace agua con sus jugos.
Algunos zumbaban en los oídos y aquí viene el dato curioso y es que no todos son vampiros algunos dedican su vida al vegetarianismo aunque el gusto por la carne siempre es un placer en su reino y en todos. El macho valiente se lanza por su dama. Al producir ruidos en el tímpano crea la distracción perfecta para que la hembra pique con su aguja hipodérmica sobre los poros de la piel escamosa. Inyecta el anticoagulante y absorbe lo que mas puede. Cuando la palma golpea el sector de ataque posiblemente nuestra mujer habrá zaceado su sed. Premio para el hombre que dá su vida para dar un plato de comida a ella. El premio:  la procreación.
En la naturaleza del humano ocurre lo mismo. Por una dama uno comete locuras que pueden dar lugar a proezas incalculables por el amor que sentimos, pero nada tan perfecto como en la tierra de los mosquitos. Y en tanto cometemos locuras que son dignas de héroes, hay quienes ante una dama terminan desatando  un desastre. Crimen que solo se permite el humano en su mundo. Algo impensado en el reino animal de cualquier otro ser vivo o celestial.
Es el precio que se paga por adquirir la capacidad cognitiva del mal dentro de su gen a través del miedo en si mismo expulsando poder, violencia y tantas otras malas palabras.
El primer estudio concluye y ahora el paciente como uno mas de la plebe de los insectos pacientes es revisado por la medica que nos informa que dos paquetes serán enviados para una transfusión de sangre  debido al bajo nivel de glóbulos rojos en contraposición al alto nivel de blancos. Glucemia alta y otros términos ininteligibles de la ciencia biológica. El especialista me alcanza los formularios que indican el porque de una transfusión junto a la firma de la parte adquiriente y un testigo que resulta ser nada mas que un familiar.
Sellamos el presente.
Milagrosamente hemos de llegar a las dos y media de la tarde. Un familiar del paciente hace el ingreso. La recibo a mi hermana que hará la siguiente guardia de cuidados.
El especialista en transfusiones trae sus aparatos. El trabajo es el siguiente. Toma un tubo  de plástico con válvulas que conecta a una bolsa que contiene el liquido mientras ese tubo va conectado al catéter que exporta el suero. La válvula de tubo del suero queda sellada a fin de que no interrumpa y se contraponga al ingreso de la sangre o se desconecta unos momentos.
Dos son las bolsas. La hermana del paciente conversa con él. Intento no en tanto hacer funcionar el teléfono móvil de mi hermano que ya no tiene arreglo.
Se le indica al paciente no mover el brazo inyectado. La operación tiene lugar. Me despido de él y mi hermana. Luego la siguiente guardia será del padre del paciente.
La enferma pasa de corrido con trabajo extra de dos nuevos pacientes, una doctora atiende y explica unos pormenores a un anciano. El señor espera a su esposa y un pordiosero conocido de nuestra juventud pide ver a un psiquiatra. Los veo y me digo que pertenecer a una profesión tan diferente  con sus vericuetos y problemas, no nos hace tan distintos como profesionales.
Al salir no hay un solo mosquito a la vista y es que todos precisamos descansar en un hospital luego de un ir, y venir de nervios y angustias.

Diego Leandro Couselo

domingo, 23 de abril de 2017

Indiana jones y la cueva de han solo

Indiana jones y la cueva de Han Solo
El ingreso a las catacumbas fue un fácil acceso parecía todo muy tranquilo. Tomó una vara mediana la cual envolvió en la punta una tela para encender fuego como una antorcha. Una luz se hizo presente en ese recóndito agujero de los avernos. Muchos fueron los sorteos de aquel hostil paisaje de selvas y montañas. En su libró tenía anotaciones, y ralladuras. No el mapa de un tesoro. No era ni una pieza más de arqueología, no era oro, ni nada que tuviera parecido con lo paranormal, religioso o fantástico. Un libro de una polvorienta biblioteca perdida en la universidad dónde imparte clases dio lugar a la investigación del Dr. Jones.
- Vas ir indi?
- Marcus hay posibilidades que sea verdad!!
- Es solo un libro de ficciones como el del tal Verne. No hay certeza!.
- Hay un tanto de verdad. El mapa marca el lugar justo en medio de una selva de la cual una caverna aguarda escondida.
- Indi tengo entendido que aquellas tierras están resguardadas por las tribus de caníbales.
- Es un riesgo Marcus. Es un riesgo de saber quien será aquel viajero que dice venir del tiempo.
- Suerte mi amigo.
El joven indiana emprendió camino a una isla en el continente asiático en avión.
Al llegar el aeroplano,  se desvanece la imagen mental de aquella conversación con su amigo. El doctor vuelve en sí tras el efímero recuerdo. No hondaremos en explicaciones de como logro llegar a la entrada e ingreso de aquel recinto oscuro perdido en papua. Ya conocemos al doctor jones lo suficiente para saber que la aventura es moneda corriente de quien afronta lo desconocido. Lo inexplicable que nos dá sentido.
El doctor jones avanzó paso a paso, con la antorcha direcciono hacía una pictografías nativas de los hombres antiguos de años atrás.  Extraños dibujos de una nave redonda cuyas estrellas salían de su base. Infinidad de humanos alabando una bestia peluda y el contorno de un cuadrado con un ser en su interior. Ahora lleva la antorcha hasta otros dibujos con redondeles. Un sol alrededor. No hay dioses mas que ellos. Un escorpión pasa rápido caminando sobre aquel ante la atracción de otro insecto que sería de forma indudable su presa.
Y ahora continua el avance iluminando esta vez al suelo. Algo en aquel libro le indicará: Del cielo caerán rayos y el suelo se abrirá en el propio infierno. El doctor luego de tanto adentrarse arroja una piedras hacía adelante para verificar el acertijo y un posible peligro. Llega a un final donde no puede avanzar más. La cueva está sellada. El olor azufre, y metano se hacen insoportables. La llama se vuelve más tenue, y con esto la desesperación de la falta de oxigeno. El doctor toma de su bolso el  libro para verificar aquellas palabras enredadas. Lo guarda, y es hora de Palpar cada pared. Inmediatamente observa una nueva pictografía de una nave, posa su palma como curiosidad de arqueólogo, en seguida del techo comienzan a caer estalactitas. De forma desesperada el doctor se agacha y rueda con varios giros mientras las lanzas rozaban sus talones hasta dar una con el bolso al golpearse el doctor con un bloque de piedra. Es hora. El piso se ábre como abriendo una compuerta desde abajo un rio de lava. El doctor se sostiene de una roca, pero hay poco tiempo de que aquella lo pueda mantener conforme su peso. Piensa indi! Piensa! Que harás ¿?. Indiana logra avistar en medio de una pared, una deformación rocosa  que sobresalía. Piensa indi!. Ahora, es hora de sacar a su fiel compañero. Su látigo. Con un balanceo aprovecha la física del movimiento para arrojarse al vacío de forma diagonal. Ahora en medio de la caída es que con un latigazo certero enreda el cuero con aquella formación generando un nudo. Es ahora que se toma con las dos manos direccionando su cuerpo para donde un camino en medio del magma lo esperaba. Llega al piso como si lanzaran un escombro golpeándose el hombro sin mayores lesiones. Estaba a salvo. Guardo su arma en su cinto y continuo. Es ahora, en hora cuando se adentraba en la revelación. El libro cita camina en la nada misma a la puerta de del enigma.
Indiana prosigue. La transpiración de su cuerpo debilitaba su andar. El olor del azufre y el miedo a que las partículas de metano generaren la inminente explosión.  El rumbo llega a su fin solo hay un trecho extenso de para llegar a la puerta. Solo resta la lava incandescente. Piensa indi! Piensa!. Camina en la nada dice el libro.
 Indiana jones dubitativo vivió un segundo.  Era ahora, la hora de la verdad. Muchos años habían pasado para que una vez en su vida pudiera lograr por si mismo vencer el último de sus miedos. Aquel al cual tememos, y nunca ponemos en frente. Y era ahora que tenia que enfrentar el hecho de que su fe, y la inseguridad del hombre eran una realidad y que él solo aplacaba ante una valentía absurda. Nunca había logrado vencer la inseguridad que en sí lo atormentaba. Ahora, es hora. Decídete indi!. Ahora, es hora. Indiana pudo haber estado toda su vida, pero lo definió con un paso hacia el frente porque así es como se avanza. Sin medir consecuencia se lanzó a la ruta de fuego que milagrosamente no le hizo daño alguno. El Líquido viscoso no lo quemaba. Era como agua tibia en su cuerpo. Indiana nadó como pudo hasta llegar a una puerta. El doctor esta en la orilla. En ella la inscripción. El código. Ahora, es hora de la sabiduría de quien hablaba las lenguas de muchas tribus antiguas y actuales y aquí una lengua universal yace. De quien viene en el tiempo y las galaxias. Dibujos y garabatos como conjuro de logaritmos. Ahora es hora de descifrar la clave, que no era mas que una guerra de galaxias, por lo que el doctor verifico al notar que las estrellas que en los antiguos dibujos eran parte de una batalla. Ahora, es hora. Saca su  libro del bolso, y direcciona la página que en aquel idioma cita la clave. El libro tenía Un boceto de una piedra en forma de lápiz el cual podía verse en el suelo en un costado de la puerta. Toma aquel objeto, y escribe en cuneiforme aquel código. Inmediatamente la puerta se abre con estruendo. Ahora, es hora de saber la verdad. Una suerte de seudocueva oscura. Indiana enciende con otra vara y tela  un fuego y ahí estaba el bloque humano. Ahora, es ahora de que luego de tantos años alguien  lo libere ahora  que es hora por quien há vencido la inseguridad ahora, que es hora.

Continuara……

Diego Leandro Couselo


viernes, 7 de abril de 2017

El fantasma errante y su antidoto

Por las calles de Buenos Aires anda suelto un hombre que hace mucho dejo de existir por orden social de una epidemia de depresión. Camina y camina y cuando no!, se sienta en algún banco de plaza a mirar el mundo pasar. Otras en algún café sino lo expulsa el mozo ya que no se admite los de su clase ante el alerta. Nadie lo conocé, y ni lo quieren conocér, producto del pánico. Está dicho en los augurios que tiñen el folklore que no es saludable hablar con fantasmas errantes. Es un alma en pena que descarga por siempre sus palabras en papel, ya que nadie quiere mantener una conversación por el miedo de contaminarse de desgracias que los médios falsamente impartieron a la población.
Aunque no todo es falta de remedio cuando este existe y no lo aplicamos. El antidoto estaba ahí en sus párrafos que con opulencia comenzó a dejar tirados en cada rincón de la ciudad, y jugarse entero para quien tenga curiosidad de leer la cura y salir de aquella pesadilla. Muchos se sintieron felices y otros no!. El antidoto tarda en hacer efecto, y a veces no logra aplacar nada. No todo lo que deja huele a flores en un principio, y esa es la pura verdad, pero vale la pena el intento de leer a quien no tiene otra manera de comunicarse, y con coraje no hace otra cosa que invertir su tiempo en salvar a la humanidad del sufrimiento. 

Diego leandro couselo


jueves, 6 de abril de 2017

El amor es arte

Creo que al fin puedo manifestar que encontré una definición justa de la palabra amor. Ayer en un curso de narrativa un profesor comentaba sobre el cuento la prodigiosa tarde de baltazar. El texto trata sobre el arte. Resulta que baltazar carpintero crea una jaula hermosa, única por así decirlo por encargo de un niño. El hijo (pepe) de un terrateniente (don chepe montiel). A la jaula le ponen un precio, y la realidad es que no lo tiene. El arte no tiene un precio, sino un valor y pensé:.... y si el amor fuera eso?. Y si fuera arte ?..el amor no tiene precio, sino valor. Y es aquel que nosotros le damos: vemos un cuadro, eschamos musica, leemos un libro, o cuando nos queremos, y a la vez queremos a otro. El valor lo ponemos nosotros. El amor es arte.

Diego leandro couselo


La dosis del jazz

El peso pesado suena, y fintea por aquí y por allá a ritmo. Esquiba a la muerte, y otra dosis lo empuja a seguir dibujando con un instrumento con el cual hace temblar los vientos. Otra dosis de ese polvo listo para más viajes de psicotropia musical. Ahora se ve acorralado pero el campeón se niega a caer y burla con una mueca a su adversario. Los dioses estaran de su lado aparentemente. Una última dosis que fluye por sus venas, otra fantasía de aquella arma que dispara tonos. Bebe para calmarse, pero es tarde la dosis final agotó sus sentidos y esta vez no puede sortear el golpe y cae para siempre.
Asi fue miles david.
Hoy se me ocurre escuchar un poco con: on the corner (jazz-funk)..

Diego leandro couselo


viernes, 31 de marzo de 2017

Tu realismo mágico

Todo en mí vída es puro realismo mágico. Todas las parcelas  se me  vuelven difusas en este campo del cual me encuentro; la mujer, los amigos, la mochila, el trabajo, y los sentimientos. Y ando de divague en divague y las conjeturas y explicaciones no alcanzan para las animas que no paran de especular en una pobre cabeza atolondrada. Les comenté a ellos, que no elegí la copa que había de llenarse. Ella estaba ahi y yo solo bebí lo que en ella se presentaba que no era otra cosa que la  efimera existencia de todo ese destino que cada día se guarda en los bolsillos al despertar de mis sueños. Algo no anda bien? - me dicen los fantasmas, no es normal y era verdad!, y les respondí..que todo en mí vida era realismo mágico. Se sintieron un poco ofuscados por la respuesta, como la gente que se me aparece y es que le doy el mismo trato a todos sin discriminar entre vivos y muertos.

Diego leandro Couselo


domingo, 26 de marzo de 2017

Diez segundos de gloria



El patrón me estaba vendando la mano derecha. Era un celestial modelo de vida própio. Un fantasma en el camerino de reserva donde suelen encerrarse aquellos que donan el cuerpo al salvaje ritmo de la música infernal del combate. Luego la mano izquierda. Trazo por trazo. Se palpó las manos ante el patrón, y aplaudió. Siempre lo hace antes de una contienda. Era una de esas peleas del montón que no valen un par de monedas y algún aplauso de la muchedumbre.
Antes de salir rezó al patrón como solía hacerlo en los tiempos de la misa santa del Convento al que a veces solía ir a visitar y conversar un poco. Estaba preparado. Si es que se está en una situación de este estilo. La guardia pretoriana estaba esperando a la salida, por lo que se dispuso arrancar por el sendero que ellos le marcaban. Las puertas se abrieron y allí estaba su rival duro de rostro. Piedra sin formar. Ojos cerrados y nariz de lo más chata. Mugía como lo hacen los toros en odio puro y de a poco se desplazó paso por paso al cuadrilátero. Era de los barrios bajos, como todos suelen serlo. Más pesado, alto y más fuerte.  Las reglas son efímeras en estos lugares. Quiero decir: No se cumplen a la perfección.
Ahora es su turno de hacer aparición. El patrón, su sombra, y el solo por el lúgubre pasillo hasta la salida. Los guardias como estatuas y la muchedumbre que explota de odio ante el visitante que solo camina observando el suelo. Llegó al ring, y subió lentamente tomando la primera soga. Una vez adentro, recuerden bien!. No hay regreso en el cuadrado. El lugar más solitario del mundo. Aquí dos personas se debaten a mano limpia el ego de todos aquellos que asisten a verlos, eufóricos, luego de ser alistados como predadores en busca de un poco de sangre. La radio suena sin parar recordando los viejos combates de aquellas épocas. Anuncia una tormenta que posiblemente aparezca. Y allí estaban los dos amateur. El referí los midió. Chocaron guantes y que empiece el juego mortal.
El cara de piedra se abalanza ante el contrincante. Teseo lo espera y cubre en tremendo golpe de Cross a su cien con una guardia. Luego arremete, con furia al centro de la mandíbula de nuestro personaje. El patrón lo mira y le grita dale Mierda!!.. movete Teseo movete!!. El cara de piedra sigue su rumbo y ahora gancho al hígado, al vaso como un médico que conoce la anatomía al pie de la letra.
Teseo logra escapar con un esquive mágico, y un jabeo con el puño derecho marcando el rostro del cara de piedra.
Vamos loco mátalo grita un orate desde las gradas, otro se pone como histérico en medio de las cuerdas. Tíralo basura, tíralo. Teseo es visitante y no hay más que el patrón para alentarlo, pero no se escucha en estos momentos.  Suena la campana y el primer acuerdo se va de las manos.
Ustedes pensaran que es una historia más, pero no!, son diez segundos que precisa Teseo para arrancar. Como para comenzae su vida. Y pasan los rounds uno por uno y el cara de piedra sigue lastimando nuestro hombre que en el quinto cede, y el cara de piedra lo tira aunque se levanta, en el sexto lo hiere, y siguen los golpes hasta llegar al doce. El mítico doce, el cual ya sin resto cae  abatido observando como tonto a un sector de las fieras demoniacas que le gritan maldiciones. Recuerda teseo lo que el patrón le mencionaba. Estás perdido en medio de un laberinto lleno de silencio y no sabes si quieres salir y golpeas más y más como si cada puño fuera un boleto de ida. Y sigues perdido sin nada que perder, porque cuando estás perdido no crees en nada y eso es terrible. Es mágico creer en algo. Algo más fuerte que tus puños, tu voluntad para romper el silencio que un cobarde no se atreve, ni siquiera abriendo su boca. No importa lo mucho que uno golpee, si no hay fe en esos puños no hay nada y mueres como un estúpido tirado en el infierno. Mírate ¿cómo te quieren ver muerto a ti!. No vales! lo que un puñado de arena en el desierto. Haz temblar al tornado que en tu interior yace, rompe el silencio con un trueno que haga llorar a esas basuras del inframundo y mata de una vez al minotauro que espera por tu cabeza para ser colgada en una pica alta. Ese es el miedo que hay en tu vientre descansando. Levanta cabeza y date el gusto de un último duelo la campana aún no suena.
Teseo se apoya en sus codos y luego sus manos. Uno, dos, tres, se pone de rodillas, cuatro, cinco, seis, poco a poco se incorpora, siete, ocho y nueve. Erguido como un bípedo el hombre vuelve a la batalla. Cara de piedra se arroja encima como el toro queriendo cornear su estómago. Nuevo esquive del visitante y un Cross de arriba para burlar al animal. Ahora es turno de cesar quebrar las reglas de esta caldera de odio y siendo pequeño y rápido se arremete valientemente sobre el cuerpo del cara de piedra que no ve su entrada burlona de arlequín que goza de un lado a otro. El cara de piedra vé venir trompadas. No sabe de dónde? No los ve. Un legendario dijo. No puedes parar lo que no puedes ver.  Y llueve una ametralladora. Era tan veloz que la velocidad misma quedó sorprendida. Y un puño directo lo tira contra las cuerdas. Resta diez segundos para terminar el round. Diez segundo no más. Del fondo se escucha aguanta cabezón un coterráneo amigo que le habla al cara de piedra que con una potencia incalculable le da justo en la cabeza al Teseo pero no lo siente. No siente dolor. Esta poseído por ese sentimiento de lucha y nuevamente lo tira contra las cuerdas, y ahora entra con golpes bajos. Todos los órganos marcados. Uno por uno. Llueven como una sudestada crónica. La furia de la naturaleza se hace ver ante la adrenalina de todo un estadio. En las radios se oye que hay una fuerte tormenta y en el interior se dice que la misma ha ingresado en el cuerpo de un de los rivales. Las calles se hacen intransitables por el clima y adentro del gimnasio. Si adentro tedeo está batallando hasta el final. Golpe por golpe. Diez segundos para terminar y con una trompada al estómago tira al cara de piedra abriendo las paredes del laberinto , cayendo el minotauro entre la muchedumbre al mejor estilo Firpo vs Dempsey. Tumbado entre las sillas y las personas que lo rodean a ese que llaman el cara de piedra que queda inconsciente. La cuenta regresiva sigue su curso. Eran solo diez segundos al ras del árbitro, diez segundos de gloria.  De todas maneras  la diferencia numérica no es tolerada por el tiempo que hace su elección para que la contienda llegue a su fin. Algo podría decir que fue una victoria pírrica de Teseo por lo arriesgado del asunto. En las calles los truenos cesaron y la lluvia se calmó. Teseo se arrodilla y su cabeza fija un minúsculo espacio en su limbo. Una luz entro en medio de aquel agujero del techo; marca su rostro. El patrón está contento por su pollo. Las tarjetas puede que digan que ganó el cara de piedra a pesar de quedar tumbado boca abajo sin moverse. La realidad es que Teseo es libre. No logro ganar una batalla, sino la guerra. La luz entra tibia sobre el centro del cuadrilátero como todas esas veces que el sol hacia su aparición. No hay más que silencio en un lugar que ahora está vacío. Abandonado por los años. Las sillas llenas de polvo, y un guante gastado, y sucio tirado en el suelo. La sombra de alguien cerca de una puerta observa esa pequeña luz. La sombra toma el guante y sopla ese polvillo de antaño y contempla una descripción que dice: Aquí yace el legendario Teseo…la sombra devolvió el guante en el piso y Salió despacio por el primer corredor que lo vio ingresar. -

Diego leandro couselo