La conocí no hace mucho tiempo. Digo la conocí, pero en verdad no fui yo, sino que el azar . Era otoño y ante una temprana edad de adulto convulsionado con la vida, me pasaba los días tomando alguna cerveza negra, y escuchando música. Música , más música. La existencia humana no se concibe sin ella.
Tenía ansias de oír un poco Phill Collins y me fui a la disquería cercana a comprar un compacto que tuviera el tema: That's Just The Way It Is. Había escuchado esa canción en las radios y hoy mas que nunca quería tener esa música en mis oídos. No se porque, pero sentí una necesidad de adherencia por sus letras. Como si algo irresoluto en mí se vinculara a ella.-
Ya en la disquería, estaba pesquisando por varios sectores entre ellos la sección de clásicos de los 80. Sin duda ese tema pertenecía a la década de los lentos que no hicieron enamorar.
Reviso el catalogo, pasando disco por disco hasta dar con el indicado. Era el único. No había otro. Quizás porque esos hits pasaron a la moda. Pero yo lo quería, debía tenerlo. Lo tomo, lo observo detenidamente. Era el que buscaba. Había dado con el indicado. En ese instante no me percate, tal vez por la impaciencia de encontrar ese tema, que a mi lado una mujer de un metro sesenta de estatura, me miraba e inmediatamente observaba la pieza que tome.
 - Lo vas a llevar?
 - Si - respondí.
 - También pensaba adquirirlo.
 - Mira es el único me parece. -
 - Es una pena, llegue tarde. Siempre llego tarde  me dice desilusionada.  -


diego L Couselo