De hecho no lo esperaba. Ni siquiera ya esperaba nada de nada. Era un proceso que biologicamente ni siquiera el propio Darwin entendería: La adaptación del mas fuerte en el ciclo de la Vida?, pero sí, estaba ahí renacido de la nada vivaz, y extremadamente alegre. Porque cuando se tiene vigor, no hay manera de que el mundo te lastime. Y entonces el vino para quedarse en mi cabeza totalmente vacía como una llanura de cemento. Ni siquiera un ápice capilar crecía. Pero el estaba ahí, solitario, alegre. El espejo no mentía. Pedía los placeres de un peine de años sin usar, y recibir esos recuerdos de épocas de antaño donde esa llanura muerta era la selva amazónica jamas vista. Eran etapas de rock and roll acelerado y libertad descontrolada. las peluquerías llenaban sus bolsillos de dinero con nuestra llegada y las horas de peinarse eran otra nueva religión. Pero ya no, ya estamos en un presente donde nuestra cabeza, puede llegar a confundirse con las rodillas. Solo un felpudo barato con pulgas puede arroparnos con el cuidado de que, de la nada no haya vientos poderosos que vuelen sorpresivamente ese asqueroso peluquin.
No así!, los calvos no nos damos por vencido, porque un nuevo integrante, es una nueva esperanza. O acaso Adan y Eva no poblaron el mundo por designio de nuestro Todopoderoso?, quien sabe si otro más llegara y juntos formaran una familia de hebras felices en ese loco mundo que poseemos bajo nuestro casco externo.
Por eso ilusionese señor, porque cuando no se espera nada aparece la mayor sorpresa. Un diminuto riso que te dice: Tranquilo compatriota estoy acá para nunca mas dejarte y juntos construir una nueva etapa capilar. -
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