Estaba tan cansado que se hechó a dormitar en su pesimo despacho de letrado. Cuando despertó no estaba en una oficina. No. La ficción se apoderó de su cuerpo, mente y alma en un sendero oscuro.
Se hecho a caminar y luego de un recorrido largo en el universo enigmatico de su cabeza volvió cargado de esas ideas que se encuentran en alguna línea del sistema nervioso de su cerebro que aparentemente parecía vacía pero siempre hay algo. Extrajo algo a los que los mortales asusta. Despertó de un salto. Acto reflejo de la anatomía del cuerpo. Se miró así mismo estaba todo bien. Volvió al trabajo, pero era un hombre distinto. Extrajo algo que a los mortales asusta. Extrajo un poco de hilaridad, jubilo y algo más de bullicio para afrontar el día, la semana y lo que resta de ese año.
Diego Leandro Couselo
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