Tachame la doble

Tachame la doble

El hombre  estaba agotado. El año había dado un esfuerzo de carácter extraordinario. Y el hombre estaba agotado.
 No crean que era uno más de la manada del universo que esta para servir a los designios. No. El hombre no há nacido para enjaularse ante nada. Había muchas maneras de vivir, si es que se quiere vivir.  Se sentó unos momentos a meditar sobre todo ese año que estaba terminando. Las idas, venidas. Pensó un poco en lo que  había ocurrido y lo que no. Lo que fue y lo que no. Lo bueno y lo malo. Lo absurdo, lo triste, alegre. En las cosas y personas que había perdido, o se habían ido y lo que por ahi había ganado, o habían llegado.Todo. Todo en un juego en el que decidió participar. Cada tiro una decisión, cada decisión un hecho.
  Su juego no era el mejor y del otro lado del tablero tenía a ese ser incrédulo como nuestro contrincante. Era el ser que más odiaba. Oscuro y siniestro. El mismo. Como si se mirare a un espejo, tiro los dados y varias veces la suerte no lo acompañó.
 - Táchame la doble le dije a mi par. Mi doble se ser. Que redundante no?
 Siguió con una mueca burlona sin decir palabra, ni emitir sonido.
 No en vano uno tiene que seguir jugando. La partida no acaba. Siguió pensando en todo lo ocurrido en este tiempo. Cavilo para sus adentros.
 Una voz le expresó con mucha sinceridad de esas que solo se transmiten a quien se quiere de verdad:
 - Tranquilo compadre, mantente firme y sin descuido, que el tiempo pasa y los dados están ahí en las manos de quien tiene el poder de seguir tirándolos para seguir armando el camino. Hay quienes ni tienen esa oportunidad de encontrar lo que buscan.
 El hombre se quedó tranquilo tal vez esas palabras venían de su contrincante, ese otro yo que al final solo quiere que salgamos victoriosos de la partida.
Se levantó, miro al rival, que le extendió los dados con esa mano pequeña de dedos doblados.
 - Gracias le dijo!.
  Y ahí estaba listo para volver a tirar los dados.

       Diego leandro Couselo