Abra las ventanas para recibir el aire de la mañana.
No es pecado quedarse inmovil un momento para pensar que será de ústed. Una imagen que se asemeja a la de un restaurador sin gloria tratando de vencer batallas perdidas. Solo consigue con ello quedar en el olvido imperceptible. Y el dolor. Ese dolor que duerme en cada herida infringida por cada una de las mujeres que clavaron sus dagas, despierta con el recuerdo del amor perdido, el no correspondido, o el malogrado. No importa vale más el corte que el agravio de nunca saber lo que es lastimarse.
No señor no es pecado abrir las ventanas para recibir una vez más la mañana y comenzar un nuevo día tal vez una nueva batalla y con ello a lo mejor un misero empate en el duro arte de amar.
Diego leandro Couselo
No hay comentarios:
Publicar un comentario